Vademécum Histórico Guatemalteco
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ACCIÓN CATÓLICA

Grupos de Acción Católica desfilan durante el Congreso Eucarístico Centroamericano

Organización de laicos católicos, creada por la Santa Sede, en Italia, durante las primeras décadas del siglo XX, con el propósito de contrarrestar el avance del comunismo en los países católicos. En Guatemala, el primero en establecerla fue el Arzobispo Luis Durou y Sure, en julio de 1935, para paliar la escasez de sacerdotes. Las actividades iniciales de dicho movimiento se concentraron en el Departamento de Totonicapán, donde fue promovida por el Padre Rafael González Estrada. Después de 1937, se extendió al Departamento de Chiquimula; y en 1944, a Quiché. En 1945, el Arzobispo Mariano Rossell Arellano, por medio de la revista Verbum, hizo un llamamiento al Presidente Juan José Arévalo para que suprimiera las trabas legales que limitaban los programas de enseñanza y evangelización de Acción Católica. El 12 de marzo del año siguiente, por medio de una carta pastoral, el Prelado instó a los miembros de dicha organización a combatir a la prensa anticristiana; a defender los derechos de la familia; a educar a trabajadores, profesionales y patronos en los principios de la justicia social; y a mejorar el nivel cultural de los fieles, por medio de conferencias, publicaciones y presentaciones artísticas. En el Altiplano, Acción Católica operó como un movimiento social y religioso. Por su medio penetraron los fertilizantes químicos y se promovieron nuevos cultivos de exportación no tradicionales (brócoli, arveja china, coliflor). Algunos indígenas catequistas ganaron las elecciones municipales y se promovió la expansión comercial indígena. Acción Católica también fundó cooperativas en poblados quichés. Una de ellas, la de Santa Cruz del Quiché, se enfrentó a los ladinos locales y a los funcionarios conservadores, y atacó algunas costumbres y creencias religiosas tradicionales. En dicha ciudad, Acción Católica, después de haber logrado erradicar el culto indígena consistente en la quema de candelas en la iglesia, trató de quitarles la imagen de Jesús Sepultado a las cofradías, pero éstas presentaron una enérgica resistencia. En dicha ocasión, varios catequistas de Acción Católica fueron encarcelados; pero los costumbristas o tradicionalistas, a su vez, fracasaron en su intento de destituir a los curas. En Chichicastenango, la violencia fue mucho mayor, pues en 1957, los costumbristas se armaron y asaltaron el convento, en represalia ante los catequistas que les habían destrozado el altar de Pascual Abaj y lanzado al barranco los objetos de culto que ahí se conservaban. Los costumbristas la emprendieron también contra el sacerdote, quien intentaba abolir las prácticas tradicionales que se realizaban en la iglesia y en otros lugares, así como el uso de licor durante las celebraciones de la cofradía. El cura apenas escapó vivo, y sólo regresó con protección armada.

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