Vademécum Histórico Guatemalteco
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AGRICULTURA MESOAMERICANA

Descubrimiento cultural, de gran trascendencia social y económica, que se inició, entre los años 5000 y 3000 ac, con la domesticación del chile (Capsicum guatemalense) y del ayote (Cucurbita vulgaris), en primer lugar; y, posteriormente, del maíz (Zea mays), del frijol (Phaseolus vulgaris) y de la jícama (Pachyrrhizus erosus). Existen investigadores que consideran la domesticación del maíz como pauta única de surgimiento de la agricultura en Mesoamérica. Los suelos fértiles favorecieron el aparecimiento y desarrollo de la actividad agrícola. El carácter cíclico del clima obligó a los incipientes campesinos a crear un calendario para tener un mejor conocimiento y duración de las épocas seca y de lluvia. Con el tiempo evolucionó una serie de distintas técnicas agrícolas que se adaptaron a la topografía y al ambiente local. En zonas de bosque tropical húmedo, en las cuales los suelos son delgados, como en Petén, se utilizó la técnica de tala y quema. Conforme este procedimiento, los árboles son botados y la maleza restante es quemada, lo cual produce ceniza que actúa como un fertilizante natural para la plantación. Después de uno o dos años de cultivo, al agotarse los suelos, se abandona el área por dos o más años para que se regenere. Se supone que se adoptaron técnicas de agricultura intensiva cuando fue necesario producir más por unidad de tierra, debido al crecimiento de la población o por la dificultad de disponer de tierras aptas para el cultivo. Alrededor de fuentes permanentes de agua, como lagos y ríos, se podía mantener una producción continua durante todo el año, para lo cual, generalmente, se empleaban tablones irrigados. La evidencia arqueológica del sitio Kaminaljuyú indica que, en 700 ac, los habitantes utilizaban la irrigación en la agricultura, tomando el agua de un lago cercano; y que en 300 ac desarrollaron un sofisticado sistema de ingeniería hidráulica para distribuir el agua por medio de canales y, así, irrigar los tablones cultivados. En terrenos montañosos, particularmente en Guatemala y Belice, la agricultura pudo extenderse hacia las laderas por medio de terrazas que prevenían la erosión. Asimismo, la agricultura del maíz fue complementada, en la mayor parte de las áreas, por la producción de tubérculos y por el cultivo de árboles de aguacate, cacao y otras frutas.

Bibliografía: Kent V. Flannery (editor), The Early Mesoamerican Village, 1976.

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