Vademécum Histórico Guatemalteco
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BATALLA DE LA ARADA

Batalla de La Arada. Acuarela de Víctor Manuel Aragón. Inserto Monumento “El Panteón de la Arada”. Foto de Ismael Pérez.

Acción militar ocurrida, el 2 de febrero de 1851, en San José La Arada, en las cercanías de la ciudad de Chiquimula, durante la cual 2,000 soldados del Ejército de Guatemala, comandado por Rafael Carrera, derrotó a un ejército de cerca de 4,500 soldados que exiliados políticos guatemaltecos liberales habían conformado con tropas hondureñas y salvadoreñas, y especialmente con montañeses de la región del Oriente de Guatemala. Ante la consolidación que los políticos conservadores habían logrado en Guatemala, los liberales de El Salvador y Honduras formaron causa común para derrocar al Gobierno conservador de Guatemala y restaurar la unión centroamericana. El Presidente Mariano Paredes envió al Padre Jesús María Gutiérrez a proponer negociaciones de paz al Presidente de Honduras, Juan Lindo, pero éste prefirió no enfrentarse al General “coquimbo” Trinidad Cabañas. Es más, el 6 de enero de 1851 ofreció brindar ayuda militar al Presidente Doroteo Vasconcelos, de El Salvador, para atacar Guatemala. El 22 de ese mismo mes, exiliados guatemaltecos, “montañeses” y soldados salvadoreños, desde Santa Ana (El Salvador) invadieron el territorio guatemalteco. Seis días después, en carta al Secretario de Relaciones Exteriores de Guatemala, el Presidente Vasconcelos justificó la invasión indicando que era para evitar que Carrera continuara entrometiéndose en El Salvador. Además, le exigió la renuncia del Gobierno guatemalteco y el exilio de Carrera. Finalmente, le informó que el ejército aliado ocuparía Guatemala hasta que se pudiera organizar un gobierno provisional. El Comandante del Estado Mayor del Ejército invasor era Isidoro Saget. Los otros miembros eran Trinidad Cabañas y Santos Guardiola, ambos de Honduras; Ramón Belloso, Gerardo Barrios, Ciriaco Bran, Indalecio Cordero, Joaquín Asturias y Manuel Carrascosa, de El Salvador; Dorotea Monterrosa y José Dolores Nufio, de Guatemala. El ejército guatemalteco, comandado por Carrera, los coroneles Manuel María Bolaños, Vicente Cerna, Ignacio García Granados, Joaquín Solares y Mariano Álvarez, y el Teniente Coronel Leandro Navas, se parapetó en la parte superior de un desfiladero, en las cercanías de San José La Arada. El 2 de febrero, fiesta de la Virgen de Candelaria, se realizó el enfrentamiento armado y, después de ocho horas y media de combate, el Coronel Cerna consiguió prender a fuego a los cañaverales situados al otro lado del desfiladero. Acorralados por el fuego de la metralla y por las llamas, los aliados optaron por darse a la fuga, dejando en la retirada 528 muertos, 200 prisioneros, un buen número de heridos, una buena cantidad de bestias, alrededor de 1,000 fusiles y una buena cantidad de pertrechos de guerra. En el ejército de Guatemala murieron 3 oficiales y 20 soldados, y resultaron heridos 7 oficiales y 42 soldados. Como resultado de la batalla, Carrera ocupó Santa Ana (El Salvador) el 13 de febrero y exigió una indemnización y la sustitución del Presidente Vasconcelos. El 18 de febrero, el Congreso de El Salvador destituyó al Presidente Vasconcelos. Posteriormente, fue nombrado Francisco Dueñas, quien persiguió a los políticos liberales, que tuvieron que refugiarse en Honduras. Los esfuerzos de José Francisco Barrundia y otros liberales por reorganizar la Federación quedaron truncados; Carrera se reafirmó en el Gobierno y se le otorgó la presidencia vitalicia de Guatemala; el Partido Conservador permaneció en el poder y ejerció un virtual predominio en Centro América, hasta el triunfo de la Revolución Liberal de 1871. En agradecimiento por la victoria alcanzada, Carrera mandó restaurar la Iglesia de Candelaria. El Presidente Mariano Paredes ascendió a Carrera a Capitán General y ordenó que se hiciera una medalla de oro que dijera en el anverso: A los vencedores de La Arada y San José el 2 de febrero de 1851. Y por el reverso: La Patria Agradecida. El 3 de marzo de 1851, Carrera y su ejército fueron recibidos apoteósicamente, en la ciudad de Guatemala, a cuya entrada, frente a las escalinatas de la Iglesia de El Calvario, se había construido el Arco de la Victoria. Además, la Plaza de San Francisco, donde las tropas fueron acantonadas, fue nombrada Plaza de la Victoria. Las campanas de todos los templos tocaron a vuelo y en la iglesia del Convento de San Francisco se cantó el Te Deum. En el lugar de la batalla, se construyó un monumento, conocido popularmente como “El Panteón de la Arada”.

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