Vademécum Histórico Guatemalteco
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BATRES MONTÚFAR, JOSÉ

José Batres Montúfar. Relieve en yeso del escultor Santiago González (c 1902).

(1809-1844). Máximo exponente del movimiento poético romántico en Guatemala. Más conocido como Pepe Batres. Nació en San Salvador (El Salvador), el 18 de marzo de 1809. Sus padres fueron José Mariano Batres y Asturias, y María Mercedes Montúfar Coronado, originarios de Guatemala. Fue bautizado por el Padre Nicolás Aguilar, siendo su padrino Luis Martínez Navarrete. Estudió matemáticas, música, literatura, francés y arte militar. Fue amigo de Francisco Pineda, actor español, y de Dionisio Alcalá Galiano. Este último lo motivó a aprender latín, al grado de poder traducir algunos escritos de Tácito, Cicerón y Horacio. Leyó y puso marginales a la Enciclopedia Británica que Manuel Domínguez trajo a Guatemala. Al morir Pepe Batres, la Enciclopedia fue comprada por Santiago Barberena. Fue Capitán de artillería, agrimensor (1835), Corregidor de Amatitlán (1839), diputado (1842), guitarrista y ajedrecista. Como militar participó en las batallas de Villa Nueva, Arrazola, Milingo (18/5/1827, El Salvador) y Mejicanos (El Salvador), contra el ejército salvadoreño. Durante esta última acción fue hecho prisionero en julio de 1828, oportunidad que aprovechó para enseñar francés a Miguel García Granados, quien posteriormente fue Presidente de Guatemala; éste a su vez le enseñó inglés. A raíz de la invasión de Francisco Morazán a Guatemala, vivió en Antigua Guatemala, en casa de sus padres (frente a la iglesia de San Agustín). Allá escribió su poema El Volcán de Agua. Pepe Batres intervino también en la defensa y fortificación militar de la ciudad de Guatemala, en marzo de 1840, amenazada por el ejército comandado por Morazán (AGCA, B118, leg. 2438, exp. 52100). Después que el Ejército Aliado Protector de la Ley invadiera la ciudad de Guatemala, Pepe Batres se avergonzó de las alabanzas y poemas que se publicaron en favor de Morazán; llamó bandolero sin talentos y sin prestigio a Rafael Carrera, y deseó verlo ahorcado con sus secuaces en los caminos reales; también se refirió con tristeza al expansionismo inglés sobre las costas del Mar Caribe, y al de México sobre Soconusco. Fue condecorado con una medalla que en el anverso decía: Al mérito y valor y en el reverso En los días 18 y 19 de marzo de 1840 (AGCA, B118, leg. 2438, exp. 52203). A principios de 1837 realizó la medida y deslinde de los ejidos de San Miguel Taxisco (AGCA, B100, leg. 1418, exp. 33199, fol. 2). Ese mismo año, el Ingeniero John Baily contrató a Pepe Batres y a su hermano, para explorar el Río San Juan (Nicaragua), con el fin de analizar la posibilidad de construir un canal interoceánico. En dicho país, su hermano murió de paludismo y él mismo contrajo tal enfermedad que le provocaba miasmas y fiebres y que, años después, le causó la muerte. Deprimido por el fallecimiento de su hermano, compuso el poema San Juan. Junto con María Josefa (Pepita) García Granados fundó, en San Salvador (El Salvador), el periódico Cien Veces Una, para satirizar el de nombre Diez Vez Diez, editado por liberales guatemaltecos. Junto con ella también escribió El Sermón, pieza pornográfica, llena de ingenio y sal, en la que se burlaban del Canónigo José María Castilla y criticaban el celibato de los sacerdotes. Según Ramón A. Salazar, parece que una oda elegíaca y un ensayo de poesía humorística de Juan Gualberto González Bravo inspiraron a José (Pepe) Batres Montúfar y a María Josefa (Pepita) García Granados para escribir el poema El Sermón. Escribió en verso Tradiciones de Guatemala, obra compuesta de tres cuentos: “Don Pablo”, “Las falsas apariencias” y “El Relox”. En dicha obra satirizó las costumbres y actitudes de la sociedad colonial; la mojigatería y la hipocresía de la mujer que disimulaba sus pasiones refugiándose en el hogar; y la indiferencia que predominaba en el país que se deterioraba política y económicamente. El amor no correspondido que, probablemente, profesó por Luisa Meany (que se había casado con Francisco Pineda) o por Adela García Granados, le inspiró hacia 1838 el madrigal Yo pienso en ti. Según José (Pepe) Milla esa tristísima poesía compuesta de sólo cuatro estrofas revela el alma entera de un hombre tan tierno como desgraciado en el amor. Siendo Corregidor de Amatitlán, escribió La campana de la agonía. En 1841 realizó la medida del ejido de San Miguel Dueña (AGCA, B100, leg. 3633, exp. 85341). Murió el 10 de julio de 1844. Su familia destruyó gran parte de sus manuscritos. Sobre el particular, José Martí, quien conoció de cerca su obra, expresó: Lo que religiosas preocupaciones destruyeron fue bueno y mucho. Según Rubén Darío, jugaba con la rima como un prestidigitador con un naipe, como un malabar con sus cuchillos acerados. Hacía las más raras combinaciones consonantes que parecen imposibles y que fáciles triunfan. Con el nombre de Batres se ufanaría cualquier parnaso. Marcelino Menéndez y Pelayo lo incluyó en su obra Las cien mejores poesías de la lengua castellana. Pedro Henríquez Ureña lo cita en su antología Cien de las mejores poesías de la lengua castellana. En 1908, en La República, Fernando Cruz publicó la primera biografía de Pepe Batres. Ese mismo año, el Presidente Manuel Estrada Cabrera ordenó colocar un busto de bronce en su honor, en la plaza del Teatro Colón. Bibliografía: Luis Beltranena Sinibaldi, Exaltación de José Batres Montúfar (1981).

 

Yo pienso en ti

 

Yo pienso en ti, tú vives en mi mente:

sola, fija, sin tregua, a toda hora;

aunque tal vez el rostro indiferente

no deja reflejar sobre mi frente

la llama que en silencio me devora.

 

En mi lóbrega y yerta fantasía

brilla tu imagen apacible y pura,

como el rayo de luz que el sol envía

al través de una bóveda sombría

al roto mármol de una sepultura.

 

Callado, inerte, en estupor profundo,

mi corazón se embarga y se enajena,

y allá en su centro vibra moribundo

cuando entre el vano estrépito del mundo

la melodía de tu nombre suena.

 

Sin lucha, sin afán y sin lamento,

sin agitarme en ciego frenesí,

sin proferir un solo, un leve acento,

las largas horas de la noche cuento

¡Y pienso en ti!

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