Vademécum Histórico Guatemalteco
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CANCUÉN

Panel jeroglífico encontrado en Cancuén

(Lugar de serpientes). Sitio arqueológico situado en la cuenca alta del Río de La Pasión, a pocos kilómetros de Alta Verapaz que, durante los siglos VII y VIII, controló el intercambio comercial entre las Tierras Bajas Mayas y el Altiplano Guatemalteco, en especial con Kaminaljuyú, que proveía jade, obsidiana y cacao. Su apogeo se dio entre finales del Clásico Tardío y el Clásico Terminal. Fue visitado en 1905 por Teobert Maler, y en 1915, por la Institución Carnegie, de Washington. En la década de 1960, Ian Graham hizo el registro de un buen número de monumentos. En 1967, el Proyecto El Ceibal, del Museo Peabody de Arqueología y Etnología de la Universidad de Harvard, realizó algunas excavaciones y descubrió el palacio construido por Taj Chan Ahk, entre 765 y 790. A partir de 1999, la Universidad de Vanderbilt ha estado realizando excavaciones. El sitio sufrió el saqueo de contrabandistas, exploradores y hasta de miembros del Ejército de Guatemala. Sus construcciones fueron levantadas en una superficie aproximada de tres kms².  El edificio de mayor envergadura es el gran palacio, de tres niveles, ubicado en el centro ceremonial, con alrededor de 150 cuartos abovedados con más de seis metros de alto, distribuidos en 11 patios. No se ha encontrado pirámides, pero sí tres monumentos esculpidos y una escalinata de jeroglifos. Durante la primera mitad del Siglo VIII, se dio el enlace matrimonial de una princesa de Cancuén con el Gobernante III de Dos Pilas, Toh K´in K´awil, información que aparece en el Panel 19, descubierto por Joel Palka. En ese mismo siglo, hubo alrededor de 200 construcciones en las que se confeccionaba piezas de jade, obsidiana y lítica. K´inich K´a Nelak falleció en 653; en 656 ascendió al trono Ch´aba Ahaw; y en el 677, Chaan Witak. Las Estelas 1 y 2 de Cancuen, fechadas 790 y 800 respectivamente, muestran a Tah Chaan Ak. Durante el Clásico Terminal compartió con Machaquilá el control de la región sur de Petén. A principios del siglo noveno, alrededor de 50 señores fueron masacrados, posiblemente por gente de Ceibal y Machaquilá para controlar las rutas comerciales por los ríos Usumacinta y La Pasión. Tal hecho marcó el inicio del ocaso.  En abril de 2002, El Periódico denunció que Walter Giovanni Hernández Valle y Miguel Ángel Villagrán Bracamonte, mediante procedimientos anómalos, vendieron cinco caballerías de tierra a la Universidad de Vanderbilt, en los que se encuentra el Grupo F de Cancuén.

 

Bibliografía: Stanley Guenter, A reading of the Cancuén Looted Panel, 2002. http://www.mesoweb.com/features/cancuen/Panel.pdf

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