Vademécum Histórico Guatemalteco
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CARRASCAL, FRANCISCO

(1786?-1835). Cura secular. Hijo de María Josefa Aparicio. Fue ordenado en 1815. Desempeñó los cargos siguientes: Cura párroco de Asunción Mita (1815), San Miguel Petapa (1816-1821) y Chinautla (1821-1829), Diputado por Soconusco a la Asamblea Nacional Constituyente (1823) y Senador por Guatemala-Sacatepéquez al Congreso Federal (1825). En 1819, el Común de Petapa lo acusó de abuso de autoridad pues, a pesar de la peste4 y epidemia de viruela, cobra los tequios y contribuciones contra todo derecho (AGCA, leg. 372, exp. 7678, fol. 14v). En la Asamblea Nacional Constituyente presentó un escrito a la Comisión “De alivio y mejoramiento de la suerte de los indígenas” en que propuso eximir del pago de alcabala a los indígenas, en especial a los más pobres (AGCA, B6, leg. 110, exp. 2930). Al respecto, escribió: ¿Podremos decir con razón que ya es libre la nación? Si lo afirmáramos delante de los pobres, mis favoritos, nos responderían: Vosotros los pudientes sois ya libres, pero nosotros los pobres no hemos sentido diferencia entre la libertad actual y la esclavitud pasada. El 13 de julio de 1824, al ser requerido del pago de la anualidad de una capellanía, señaló que ésta jamás le había producido utilidades y sí gastos (AGCA, B108, leg. 1935, exp. 44474). El 20 de enero de 1830, Luciano Rodríguez, hacendado de Petapa informó que Carrascal había recolectado fondos para reedificar el templo de San Miguel Petapa, quedándose con una parte: Se hizo una exacción forzosa a todos los feligreses de un peso cada individuo, y de dos, quatro y seis pesos, los más pudientes. Figúrese una feligresía de más de cuatro mil, cuanto podrá calcularse. Los muy infelices que no podían pagar el peso, se les hacía trabajar una semana de valde sin darles una triste tortilla, y todo esto en fuerza de la autoridad judicial, pues el que no daba el peso se llebaba a la carzel, de este modo no quedo uno que no contribuyera. Con los hacendados, dueños de labores y sus mayordomos, consiguió de limosna porque era para la Iglesia, cuanta madera se necesitó (AGCA, B108, leg. 1959, exp. 45054). Con Paz Palala, “hija de casa” de su madre, tuvo una hija, a la que siempre sostuvo. A su muerte, al no haber sido tenido en cuenta en la herencia, Palala inició juicio contra los ejecutores de los bienes, presentando 12 testigos, entre ellos una hermana del cura.

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