Vademécum Histórico Guatemalteco
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BARRUNDIA, JOSÉ FRANCISCO

José Francisco Barrundia

(1787-1854). Político, ideólogo liberal, periodista, fabulista, poeta satírico, orador, polemista y promotor de la Independencia. Nació el 12 de mayo de 1787, en Nueva Guatemala de la Asunción. Hijo de Martín Barrundia Iparraguirre y Teresa Cepeda Chamorro. Estudió en el Seminario Tridentino Nuestra Señora de la Asunción, donde el 19 de marzo de 1803 se graduó de Bachiller en Filosofía. Fue Alférez del Escuadrón de Dragones de las milicias. En 1814 fue juzgado en rebeldía y condenado a la pena de muerte por garrote, acusado de haber participado en la Conjuración de Belem, pero eludió el castigo y vivió en la clandestinidad. El indulto del 2 de mayo de 1818 le permitió retornar a la actividad política e integrarse a la tertulia patriótica que tenía lugar en casa del Canónigo José María Castilla, en la cual surgió la iniciativa de publicar un periódico, al que llamaron El Editor Constitucional. El 14 de septiembre de 1821, por la noche, en unión de Pedro Molina, Mariano y Cayetano Bedoya, Mariano de Aycinena y de otros afiliados al Partido Caco, anduvo por los barrios invitando a los vecinos a concurrir a la junta que habría de realizarse el día siguiente. El 23 de junio de 1822, como miembro de la Diputación Provincial, se opuso que los fondos de las Cajas de Bienes de las Comunidades Indígenas fueran empleados en presupuestos militares (AGCA, B57, leg. 67, exp. 1827, fol. 30). El 25 de junio de ese mismo año, pidió que se retiraran las picotas públicas, por ser infamante al hombre (AGCA, B57, leg. 67, exp. 1827, fol. 56v). Mientras desempeñaba el cargo de diputado a la primera Asamblea Nacional Constituyente, junto con Mariano Gálvez, promovió la abolición de la esclavitud de los negros (AGCA, B62, leg. 91, exp. 2453). El 5 de mayo de 1823 pidió que la división auxiliar del Imperio de México retornara a su país, para contrarrestar los abusos que estaba cometiendo (AGCA, B57, leg. 67, exp. 1827, fol. 170). El 26 de mayo de ese mismo año pidió la formación de milicias nacionales (AGCA, B57, leg. 67, exp. 1827, fol. 179). El 16 de julio de 1823, en unión de Mariano Gálvez, pidió a la Asamblea Nacional Constituyente la protección de los extranjeros perseguidos (AGCA, B62, leg. 91, exp. 2453). El 14 de septiembre de 1823, con ocasión de la Asonada de Ariza, arengó a la multitud y, a la cabeza de un grupo de vecinos, atacó a las tropas que intentaban intimidar a los miembros de la Asamblea. En esa ocasión fue nombrado Comandante de los patriotas (AGCA, B10, leg. 180, exp. 3877). En 1825 su persona y José Antonio Azmitia fueron los encargados de la Comisión de Censura de Espectáculos (AGCA, B78, leg. 863, exp. 21114, fol. 7). El General Francisco Morazán lo nombró Presidente interino de la República Federal del Centro de América (AGCA, B118, leg. 2433, exp. 51222). Durante el ejercicio de dicho cargo (26/6/1829-16/9/1830), acusó al Arzobispo Ramón Casaus y Torres, así como a las Órdenes religiosas, franciscana, dominica y recoleta, de complotar para conseguir el derrocamiento de su Gobierno; nacionalizó las propiedades eclesiásticas; declaró la abolición de las Órdenes monásticas, con excepción de la de las belemitas; declaró injusta la guerra que sostenía el Gobierno Federal contra los Estados, desde fines de 1826 hasta principios de 1829, e indultó a los condenados a la pena de muerte; expatrió, a perpetuidad, a las principales familias conservadoras y las obligó a entregar la tercera parte de sus bienes; y apoyó el restablecimiento de la Sociedad Económica de Amigos del País. Fue opositor de los gobiernos de Mariano Gálvez y de Rafael Carrera, no obstante que contribuyó a su nombramiento. En 1831 donó su sueldo de Senador para la fundación de escuelas lancasterianas (AGCA, B108, leg. 1940, exp. 44682). En 1833 pasó a ser copropietario de las Haciendas Llano Grande y Hato de Chuacús, en Verapaz, que eran parte de los bienes de temporalidades (AGCA, B100, leg. 1417, exp. 33116, fol. 13). El 12 de noviembre de 1837 sufrió un atentado y saqueo de su casa (AGCA, B89, leg. 1229, exp. 29785). En 1838, apoyó la actitud del Estado de Los Altos contra el expansionismo británico y escribió, en El Popular, un artículo titulado “Oh, hombres nacidos para ser esclavos”, en el cual acusó a los conservadores de haber derogado el artículo 43 de la Constitución, el cual se refería a la soberanía de Guatemala sobre Belice, para quedar bien con los ingleses. Durante el régimen conservador, vivió en El Salvador, Nicaragua y Honduras. Como representante de El Salvador, fue nombrado Presidente de la Dieta de Chinandega, que se celebró el 9 de enero de 1851. En ella, El Salvador, Honduras y Nicaragua acordaron resistir la agresión británica y derrocar al Gobierno de Carrera; sin embargo, no consiguió que se apoyara la invasión salvadoreña a Guatemala. La prensa guatemalteca lo acusó de estar detrás de todo el plan de unificación, e inclusive de la invasión militar. El 8 de noviembre de 1850 se casó, en San Salvador, con Antonia Flores, artista mexicana, con la que tuvo un hijo, Martín Barrundia. Para defender la ideología liberal, en 1823 fundó el periódico La Tribuna y, posteriormente, otros órganos de opinión, como La Antorcha (1830), El Centroamericano (1833), El Popular (Quetzaltenango), El Progreso (El Salvador), La Oposición (1837) y El Editor-Periódico (1837). Como periodista publicó, también, numerosos artículos en El Editor Constitucional, El Genio de la Libertad, El Amigo del Pueblo, El Álbum Republicano (1848), El Estatuto y El Semidiario de los Libres. En sus escritos se manifestó como un enérgico antianexionista, defensor de la libertad de imprenta y promotor de la educación pública; trató, asimismo, de que se limitara el Poder Ejecutivo y se ampliaran las facultades del Legislativo. Con la ayuda de José Antonio Azmitia tradujo al español el Código Penal, de Edward Livingston; también realizó una traducción de El Paraíso Perdido, de John Milton, con base en una versión francesa de 1771, a la que incorporó una biografía de dicho autor. Se le atribuye haber colaborado en la redacción de la comedia satírico-burlesca, El Coliseo, de Antonio Rivera Cabezas. En 1854 se le nombró Ministro de Honduras en Washington. Jorge García Granados lo caracterizó como el sempiterno descontento, opositor nato y conspirador de toda la vida. Murió el 4 de agosto de 1854, en Nueva York (Estados Unidos), mientras ocupaba el cargo de Ministro Plenipotenciario. En 1879 fueron repatriados sus restos, pero no recibió homenaje póstumo alguno; antes bien, fue sepultado silenciosamente en el Cementerio General. El 16 de septiembre de 1913, el Gobierno de Manuel Estrada Cabrera inauguró un monumento construido sobre su tumba.

Bibliografía: David Vela, Barrundia ante el espejo de su tiempo (Guatemala: Editorial Universitaria, 1956).

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